sábado, 6 de junio de 2009



Primera fase. La actuación de las Juntas (1808-1814)
El estudio de los primeros momentos de la lucha por la emancipación respecto del dominio español requiere un análisis localizado de las diversas áreas de Latinoamérica que se vieron afectadas por el proceso independentista.
El Río de la Plata
La primera Junta se constituyó en Montevideo el 21 de septiembre de 1808, aunque se mantuvo la autoridad del virrey. La Banda Oriental de los territorios rioplatenses estuvo dominada desde el principio por la personalidad de José Gervasio Artigas, quien formó un cuerpo de voluntarios y venció a las tropas realistas en Las Piedras el 18 de mayo de 1811, pero no pudo ocupar Montevideo debido al acuerdo firmado en noviembre de ese año entre el virrey Francisco Javier Elío y los representantes de la ciudad de Buenos Aires, que deseaban controlar todo el virreinato. En esta ciudad, los primeros incidentes se produjeron en el cabildo, al enfrentarse en enero de 1809 los partidarios de Mariano Moreno, representante de los ganaderos de la región, con los de Bernardino Rivadavia. Tras rechazar la autoridad del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros el 30 de junio de 1809, se creó una Junta, el 25 de mayo de 1810, dirigida por Cornelio de Saavedra, que reconoció inicialmente los derechos de Fernando VII.
Dicha Junta envió a José Rondeau a la Banda Oriental y a Manuel Belgrano a Paraguay, para evitar la secesión de estos territorios, pero Rondeau no tardó en entenderse con Artigas y Belgrano fue derrotado en Tacuarí el 9 de marzo de 1811. El 14 de mayo siguiente, el triunvirato constituido por Pedro Juan Caballero, Juan Valeriano Zeballos y José Gaspar Rodríguez de Francia proclamó la independencia de Paraguay (posteriormente, este último impuso una férrea dictadura y cerró el país a todo contacto con el exterior). En septiembre del mismo año, un triunvirato, del que Rivadavia era secretario, controló el poder en Buenos Aires e inició una dura represión contra sus opositores. En Buenos Aires no se aceptaba el dominio de Artigas en la Banda Oriental ni el de Rodríguez de Francia en Paraguay, pero las rivalidades entre los diferentes líderes dificultaban la realización de sus propósitos: mientras Buenos Aires defendía la unidad de los territorios que habían conformado el virreinato del Río de la Plata, las provincias se inclinaban por el federalismo, los miembros de la Logia Lautaro se oponían a los de la Acción Patriótica y Portugal reclamaba el dominio sobre parte de lo que se convertiría más tarde en Uruguay. En 1814, Artigas y Rondeau ocuparon Montevideo y reafirmaron su control sobre la Banda Oriental.


El Alto Perú
El Alto Perú, que pertenecía hasta entonces a la jurisdicción sobre la que establecía su dominio el virreinato de la Plata, protagonizó los primeros movimientos de carácter independentista. Así, la primera Junta que rompió abiertamente con las autoridades españolas fue la de Chuquisaca (actual Sucre, en Bolivia), cuando el 25 de mayo de 1809 un triunvirato formado por Bernardo de Monteagudo, Jaime de Zudáñez y por Lemoine apresó al presidente de la audiencia, García Pizarro. Fue secundada por la Junta de La Paz, que se constituyó el 16 de julio de 1809 con Pedro Domingo Murillo como presidente, pero que fue reducida pronto por los realistas al mando del general José Manuel de Goyeneche, quien mandó ejecutar a Murillo el 10 de enero de 1810. Los dirigentes de la Junta de Buenos Aires enviaron al Alto Perú al general Antonio González Balcarce, que venció a los realistas en Suipacha el 7 de noviembre de 1810 y obligó a Goyeneche a solicitar un armisticio. Reanudadas las hostilidades en 1811, Goyeneche venció en la batalla de Guaqui y envió a Juan Pío de Tristán y Moscoso al Río de la Plata, pero las victorias de José de San Martín en San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813 y de Belgrano en Tucumán (septiembre de 1812) y Salta (febrero de 1813) consolidaron la independencia rioplatense. Parecido final al de la Junta de La Paz tuvo la que se constituyó en Quito el 10 de agosto de 1809 con Juan Pío de Montúfar, marqués de Selva Alegre, al frente. Los juntistas pactaron con la audiencia, pero no lograron el apoyo de Guayaquil, Cuenca y Pasto, por lo que no tardaron en ser reducidos por los realistas. Una nueva Junta, dirigida por Ruiz del Castillo, se creó el 22 de septiembre de 1809. El 11 de octubre de 1810 se proclamó la independencia de Ecuador, pero en 1812 el virrey del Perú José Fernando Abascal y Sousa volvió a controlar toda la región, incorporando a su jurisdicción los territorios correspondientes al Alto Perú, después de haber evitado que se adhirieran al proceso emancipador rioplatense.

Nueva Granada
La figura de Simón Bolívar (conocido popularmente por la historiografía posterior y por los propios sudamericanos como `el Libertador') dominó el proceso independentista de Venezuela. En Caracas, se constituyó una Junta el 19 de abril de 1810, opuesta en principio al capitán general, el afrancesado Vicente Emparán, y en defensa de los legítimos derechos de Fernando VII, pero que el 5 de julio de 1811 proclamó la independencia del país y declaró establecida una república federal. La llegada de Francisco de Miranda desde Londres no tardó en ocasionar enfrentamientos entre éste y Bolívar, quien al parecer no dudó en entregar a Miranda a los españoles. En 1812, tropas realistas enviadas desde Puerto Rico al mando de Domingo Monteverde vencieron en Puerto Cabello y apresaron a Miranda en La Guaira, después de que en julio firmara con aquél su propia capitulación.
En el área de lo que habría de convertirse en Colombia, la Junta de Santafé de Bogotá depuso al virrey Antonio Amar y Borbón el 20 de julio de 1810, siendo secundada por las juntas de Cartagena, Pamplona y Socorro, pero no por las ciudades de Panamá y Santa Marta. Camilo Torres y José Acevedo Gómez vencieron en Bajo Palacé al gobernador de Popayán y, en diciembre del mismo año, se reunió el I Congreso en Cundinamarca, donde se declaró la independencia de la república que abría de llamarse desde el año siguiente Provincias Unidas de Nueva Granada. En abril de 1811, fue nombrado presidente Jorge Tadeo Lozano, al que sucedió Antonio Nariño en octubre del mismo año. El país se dividió pronto en dos bandos opuestos: los federalistas, dirigidos por Camilo Torres, y los unionistas, con el propio Nariño al frente.

CHILE
Tras destituir, el 16 de julio de 1810, al gobernador Francisco Antonio García Carrasco, se concedió la presidencia a Mateo de Toro y Zambrano, conde de la Conquista, con lo que se mantuvo la apariencia de fidelidad a la monarquía española, aunque tampoco en Chile tardaron en surgir discrepancias entre los dirigentes. La Junta de Santiago se constituyó el 18 de septiembre de 1810, con Toro y Zambrano como primer presidente. Los moderados José Antonio Rojas y Juan Antonio Ovalle, partidarios de mantener los lazos con España, se impusieron en abril de 1811 a los radicales Bernardo O'Higgins y Juan Martínez de Rozas. En julio de 1811, llegó el militar chileno José Miguel Carrera Verdugo, que se hizo con el poder apoyado por O'Higgins y dictó el Reglamento Constitucional de 27 de octubre de 1812, que establecía su dictadura personal, así como la independencia encubierta de Chile.

México
En el virreinato de Nueva España los comienzos del movimiento independentista tuvieron un marcado carácter popular, insurreccional y revolucionario. La conspiración iniciada (y fracasada) en Querétaro en 1809 dio paso al levantamiento del sacerdote Miguel Hidalgo en Dolores (actual Dolores Hidalgo, en Guanajuato), el 16 de septiembre de 1810. Las tropas del virrey Francisco Javier Venegas, a las órdenes del general Félix María Calleja del Rey, vencieron a los rebeldes en Guanajuato y Puente de Calderón, y ejecutaron a los principales responsables en 1811. Más amplitud tuvieron los levantamientos en el sur del país, donde los insurrectos dirigidos por el también sacerdote José María Morelos, tras ocupar Oaxaca y Acapulco, convocaron el Congreso de Chilpancingo, proclamaron la independencia de México y, en octubre de 1814, redactaron la Constitución de Apatzingán, primera ley magna de la historia del constitucionalismo mexicano. La enérgica y sangrienta reacción del virrey Calleja concluyó con la ejecución de Morelos en 1815 y el restablecimiento de la autoridad real.

1 comentario:

  1. Le recomiendo el libro "Un hombre contra un continente" sobre el virrey Abascal. Mire este enlace si lo cree conveniente http://averiguelovargas.blogspot.com/2010/11/presentacion-del-libro-un-hombre-contra.html

    Saludos cordiales,

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